lunes, 27 de agosto de 2012

Sister morphine...



Sister morphine, ayudame a dormir, a sacarme las agujas de mi espalda, todas esas agujas infectadas que me impiden acostarme. Vení, hermanita mía, metete suave y profundamente en mis venas, por esas autopistas que hay en mis brazos, y corré, corré rápido para llegar a mi corazón y a mi cabeza perturbada por axones maltrechos y chispazos de dolor que enceguecen y hacen cortocircuitos en los interst
icios de mis pensamientos, de mis sentimientos abandonados a la pared blanca de la nada. Sister morphine, alquimia, dulce gota de opio, ayudame a hacer noni, cantame cancioncitas de cuna en esta noche clara tras las cortinas azules de la nostalgia y la melancolía; traeme esa botella de whisky, de caña Legui, de café al cognac, de ginebra Llave y ponemela acá en la mesita de luz así mientras yo tomo de a sorbitos vos me ayudás a sacarme una por una las agujitas de mi espalda, las brasas de los pies, la gilette de los labios, la basurita de los ojos, la mosca en el oído y la espina en la garganta. La espina, esa espina que tiene forma de mujer de pelo negro. No puedo pesatañar porque su figura me hace doler, me lastima el iris y la retina con el brillo de sus dientes de perlas de ultramar. Y mis labios sangran sin parar el sabor de unos besos de un poco de piel que lastimalastimalastimalastimacomolareputísimamadrequeloremilparióylaconchadesumadre, es que, hermanita, sister morphine, no me hacés efecto. Sweet soul sister, dale, vení, metete por la profunda autopista de mis venas y ayudame a dormir.

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