miércoles, 28 de agosto de 2013

Cómo te vas desprendiendo de tus hojas...


Cómo te vas desprendiendo de tus hojas en estas noches de luna en cuarto menguante. Hojas o como quieras llamarle. Ya ni los pájaros nocturnos pueden sostenerse en tus ramas. Te sacudís el viento, te hace cosquillas la noche. Quizá la introspección más plena se haga savia en tus raíces cuando la luna muera y se esconda, o quizá florezcas como un damasco en una lluvia de septiembre. Pero los pájaros nocturnos no se animan... Uno, en la espera del eclipse solar, pasa días cocinándose al sol huyendo de la sombras de tus hojas, pero la magia está ahí, y no lo sabemos. Hay veces en que desearía posarme en vos en una noche plateada de luna llena y quedarme pegado a tus ramas con la dulzura de tu savia. Aunque no sé si estoy hablando de vos o de mí.

viernes, 12 de abril de 2013

En la calle Montevideo suena todavía el chirrido del tranvía...



En la calle Montevideo suena todavía el chirrido del tranvía. Montevideo, la ciudad de los poetas, la capital de nuestra hermanita perdida, la ciudad a la que le canta Jaime Roos y donde nació Eduardo Galeano. Pero también es una calle en bajada -o en subida, depende- en los difusos límites entre barrio Güemes y Observatorio. Y de ahí vengo. Olor a meada de gato, paredes con revoque grueso, experimentos artísticos, viejos manyines y pendejas chupadas. Música en vivo, cervezas, fernet, puchos, tuquitas danzarinas como luciérnagas de verano. Mis amigos y yo estamos tan puestos que no sabemos ni como nos llamamos. Las ganas de ponerla laten al tiempo de Parliament & Funkadelic, Wild Cherry y George Clinton. La noche se fundió en el ruido de las motitos y en puchos pisoteados, en taxis y en las camionetas de la muni. Para el hambre no hay pan duro. La madrugada es un Velocirraptor insaciable. Las calles son ríos abandonados por las piedras y por el agua, paisajes desolados en el amanecer de un sol otoñal cargado de resaca. Ojalá puedas caminar conmigo por la Montevideo, esa Montevideo antigua de Cañadas inundadas, de tranvías en contramano, y navegar por el oráculo místico que la noche nos brinda para el placer de nuestras pieles y de lo más secreto de nuestros poros (música, risas, porrones, besos escondidos tras las tapias). Te invito. Ojalá quieras venir.

lunes, 8 de abril de 2013

Mientras el agua calentita va cavando la yerba...

Mientras el agua calentita va cavando la yerba, el perfume del mate me trae el gusto de tus besos perdidos en alguna siesta. Quizá el cielo esté tan oscuro que no te pueda encontrar en la luz de la luna, inmensa y brillante como tu sonrisa, esa que se esfuma en noches de rompercabezas, noches como esta, con tu sonrisa empañada pero sin luna. Y el mate y el caramelo líquido de tus besos me llevan a través de historias sin contar, de mitos y de viajes inexplorados, al sueño de una tierra blanda y roja como la luna como nace, el recuerdo de la sombra, de la lluvia, al calor de tu piel encendida como un brasero nocturno. Las luchas y la fuerza puesta a flor de piel en querer levantar la cabeza para no ahogarnos en la negación, en la opresión de la pureza que habita en nuestras pieles y en nuestra tierra, en la sangre de los árboles convertida en libros, en la historia de las manos convertida en aguayos. El mate me lleva a vos por los siglos de los siglos, por todas las noches, hasta encontrar la luz incandescente de la luna, o de tu sonrisa.

martes, 12 de marzo de 2013

Tu amor me vuelve transparente...

Tu amor me vuelve transparente en medio de la lluvia, entre los postes y los cables abandonados de la ciudad en un lunes en cuarentena. Y es que uno no puede desayunar, almorzar, merendar y cenar besos cuando la languidez llega en medio debostezos y refucilos sobre los antiguos techos de tejas de una aldea que abraza de día pero, que a la vez, saluda con pañuelos blancos de noche.
Es ese amor tuyo, tan de media estación, tan primaveral y a la vez tan de otoño, que me arrastra por cerros verdes y ríos dulces, por caminos de tierra y hojas de ocre tendidas en el asfalto; tu voz, tu piel y tus besos de media estación, es decir, la belleza y el equilibrio entre la naturaleza y la música, o la literatura o la pintura, o el equilibrio perfecto entre la noche y la cerveza negra, entre los mates y el pasto, entre el sol y tu risa, entre tu piel y lo infinito.
Pero una milagrosa luz roja me lleva inesperadamente hacia un desierto descascarado de cemento y nubes anaranjadas. Y caigo, sin querer, en ese inframundo en el que nos conocimos, ese oasis urbano en el que abundan los buenos sonidos y los brazos abiertos, el sótano del Rock. Y decime, ¿cómo no te voy a extrañar en esta noche de perros, si todo lo que brilla es de colores pastel, de modal, de vinilos y de papel? Tus labios son de tinta oscura, de cintas, de locura vertiginosa en medio de la noche inesperada. Suena Led Zeppelin, Stevie Ray Vaughan, The Doors, Wild Cherry, Stevie Wonder y todo el groove que pueden bailar nuestras pieles sedientas.
Viajo por esos pasillos que nos conectan en sueños y en vigilias, y brindo y celebro por el amor que viaja, que se mueve, que se hace lluvia y luz, que nos ilumina y nos da vida.
En el sótano te invoco, te pienso, y te dedico un blues para que nuestras pieles no duerman solas. Nos sentimos en las noches, en las cervezas, en los mates, en el pasto, en el sol y en las risas, en las pieles y en lo infinito. Somos en todos estos fuegos cruzados.
Salud, mi amor. Buenas noches. Buenos días.

jueves, 7 de marzo de 2013

Aguayo



Mientras De la Sota anuncia dos nuevos casos de dengue, la ciudad se refresca en una típica lluvia estival anunciando un otoño deseado. Y la ciudad, bajo las nubes, se ve cubierta de una espesa frazada de cenizas anaranjadas que protege lo más primitivo de los anhelos, de los sueños fusilados por la mañana.
Y en medio de esa ráfaga, no hago más que extrañarte. Mujer de aguayo y sol, de noche y tierra, quiero vivir abrazado a la fuerza de tus raíces.
¿Sabés lo que es despertar a tu lado oliendo a jazmines recién regados, o respirar el perfume de tu piel como una playa bañada por la lluvia?
La tierra dibuja en tu piel el camino de los siglos, el fruto de la tierra y del trabajo, los colores de las llanuras y de las montañas, de las noches y los ríos.
Y tu cuerpo de cerro inexplorado, de laderas suaves y caídas vertiginosas. Sabés que quisiera tejer con sabiduría ancestral el final feliz de los designios, pero en eso radica la piel: en caminar y recorrer los colores, los aromas y los frutos de lo desconocido, en dibujar sobre telas el amor a tu cuerpo de barro y a tu sonrisa de salar, que es lo mismo que la eternidad.

sábado, 19 de enero de 2013

En Uruguay los perros no me ladran...






En Uruguay los perros no me ladran. La Paloma y la playa eterna hacia La Pedrera me traen las curvas de tu espalda con sal. La imponencia del mar se funde con los pies del cielo, y un arco iris abraza al sol en el medio dia de la bahia chica. El puerto ronca canciones de cuna susurradas por las almejas. En los bares las sonrisas y la Pilsen me llevan a transitar locos montes de eucaliptus y pinos baniados por la nueva luna perfumada. Cada noche la bolsa de dormir me traslada a tu cuerpo de ensenada, de canoa recostada en la arena. Y te sonrio en la mitad de la noche salada.

Qué loco cómo se dan las cosas...



Qué loco cómo se dan las cosas. Mientras vos escarbabas en el cemento yo arañaba el cielo con las manos, y en medio de noches cubiertas de cerveza negra y de palabras disparadas como misiles, nos encontramos envueltos en mantas de seda y ante nuestros ojos se proyectaban miles de autos y edificios, desiertos y selvas, ríos y mares, besos y llantos. Pero supimos darnos cuenta de que nada es fácil y que nada viene de arriba. El amor es un olor, es un barco de fósforos, una casita de naipes. Mareados por las cervezas, por el humo de los antros, y después por la vertiginosidad de nuestras lenguas y de nuestros labios, comenzamos a vivir como luego de una gran sesión de masajes. Amar tu piel y tu sonrisa de luna en cuarto creciente es caer en una cápsula espacial encendida a miles de kilómetros por hora. Tu espalda de desierto nocturno, mujer de manos de molle, entrar en el misterio de tu cuerpo es nacer, es sumergirse en las profundidades de aguas soñadas, ese sexo tuyo como un xenote de Yucatán. Y tu risa, esa que quiebra por momentos la carretera extensa que une maravillosamente lo intelectual con lo lúdico. Pero ahora sentimos el silbato de un tren, y pronto dejaremos las mochilas en orillas distintas de un mismo mar; vos estarás cubierta de sur, de infinito, de charlas con vos misma y con eso que sólo vos conocés; yo estaré rodeado de murgas, de arenas cantoras y de noches más hondas que el mar. Cuando más te extrañe voy a agarrar los libros como si sostuviera tus manos, y voy a reír.
Y, como siempre, volveremos a encontrar nuestros besos ansiosos en Güemes o en los bares de la Cañada para demostrarle a este mundo loco de remate que un beso puede más que todo el arte del universo.

martes, 25 de diciembre de 2012

Bicicletas


Camino por las calles de la ciudad viendo estampadas en las paredes las bicicletas de Traverso, y tu sonrisa y tus pasos cortitos a mi lado colorean los cielos más plomizos mientra la llovizna de la tarde nos moja la cara y nos convida un par de besos en veredas hirvientes y paredones de ladrillos vistos.
El verano me trae nostalgias viejas, las calles solitarias y agonizantes se tragan la sinergia y la actividad vital de voces jóvenes, de risas rebotando en los callejones, pero en verano no queda nadie, sólo las bicicletas estampadas en las paredes, siluetas sin dueños, extrañándolos, esperando gastarse en la memoria y en el fin de los tiempos. Pero tu voz y tu manito transpirada me devuelven un poco de aire en medio del barrio asfixiante y desolado, y no vemos las horas de ponernos desnudos debajo del ventilador para volver a ser lo en realidad somos, encastres perfectos de besos y de mimos tras la lluvia, tras la soledad del barrio donde sólo andan las bicicletas de Traverso buscando a sus dueños bajo la sombras de los tapiales o de algún siempreverde, siempre verde como el amor y la memoria.

19 de diciembre de 2012. A 11 años del asesinato de Pocho Lepratti, el "ángel de la bicicleta".
En memoria de los estudiantes desaparecidos y muertos por la represión.
Por los besos que nos salvan de la noche, por los besos que pueden más que todo el arte del mundo.

Pesanervios


"He sentido de verdad que rompías la atmósfera a mi alrededor, que hacías el vacío para permitirme avanzar, para dar el lugar a un espacio imposible a lo que en mí estaba aún sólo en potencia, a toda una germinación virtual y que debía nacer atraída por el lugar que se le ofrecía (...) Somos unos pocos en ésta época empeñados en atentar contra las cosas, en crear en nosotros espacios para la vida,espacios que no estaban y no parecían tener que encontrar un sitio en el espacio. Saber lo que es la sensibilidad suspendida, esa especie de vitalidad aterradora y escindida en dos, ese punto de cohesión necesaria en pos del cual el ser no se yergue más, ese lugar amenazador, ese lugar contundente."

Antonin Artaud, "El Pesanervios". - 1925.

Me das miedo...


Me das miedo. Me da miedo tu antropofagia, esa pulsión tuya de comerte tipos y de escupir los huesos por la ventana. No quiero ser tu merienda en algún otoño. No quiero estar atado a tus caprichos ni a tus chifladuras hiperbólicas, hipondríacas, mito-condríacas, superbólicas y anabólicas. Tu proceder me da la pauta de que puedo llegar a ser como una barrita de cereal, como un caramelo masticable, como una bolsita de preliné (o como se escriba), como un turrón Misky al que te devorás y luego tirás, como si nada, la bolsita en la calle. Me da miedo pasar como una ráfaga en tu vida sin dejarte nada (o dejándolo todo).
Me das miedo. Me da terror tu compulsión consumista de amores equivocados donde los hombres somos un cajón de naranjas que partís, chupás, exprimís y deshechas hasta encontrar la mitad adecuada. Tengo miedo de ser la mitad reseca y flaca de una naranjita tirada a la basura.
Me das miedo, sabelo.

Detrás de cada luna vacía...

Detrás de cada luna vacía
hay brasas que arden en el cielo.
Cuando la lluvia y la sequía hacen el amor
seres de barro se construyen
en el misterio de la nada.
La vida duele,
la vida arde,
la vida el el goce primitivo
y elemental
de la chispa primigenia.
Que tu piel
y la noche de tus ojos
te lleven siempre
por ríos calmos
y tierras suaves.
Que el barro de tus pasos dejen huellas indelebles.
Somos la tierra, el agua, el viento, la sombra
para que seas.
Sos el barro que camina.

Para Maia. Córdoba, 10 de diciembre de 2011.

Felicidades, Violeta y Rodrigo.

Silba la tierra por sus grietas...


Silba la tierra por sus grietas.
El cabello renegrido es azafrán 
bajo el sol amenazante de la siesta
y es plata pulida
bajo el brillo de la luna ausente.
Pircas, barro, paja, toldos,
techos hechos con la selva,
con el desierto.
Y los retumbes de los parches
nos dan vueltas los ojos
y perdemos la visión en un trance
lleno de colores y de imágenes de miedo
del futuro.
La ayahuasca y el cuero curtido
nos duele en los brazos, en las espaldas
duras y resecas como las tierras del desierto.
Alacranes y serpientes caminan sobre nuestros pies
en una danza sincrónica y convulsa
llena de semillas, de tejidos
y de frutas fermentadas en la boca del tiempo.
Las tolderías brillan
con sus tenues luces opacas
mientras el aire fresco de la selva
nos pide lanzas, boleas y gritos.
Palpamos aires de liberación,
de muertes dignas,
de ríos de sangre corriendo por la tierra reseca.
Hemos venido a vengar a la gran Serpiente Emplumada
en guerras nocturnas con olor a sexo,
en batallas sofocadas por la tierra y las sombras,
en nombre de cada una de sus plumas
que somos nosotros
con sus colores y aromas
a desiertos, llanuras, selvas y cordilleras.

viernes, 14 de diciembre de 2012

El amor en los tiempos de Facebook

El amor en los tiempos de Facebook. Pasarse horas leyendo estados ajenos, una nueva forma de literatura. Amar y desear a personas que no conocés. La soledad en carne viva. La burocracia afectiva hecha ley y ordenanza municipal. Corazones delatores, cerebros mal lubricados. Estamos frente al Big Brother que Orwel anticipó en 1984, la novela disfórica que lleva por título el año en que nací. Hello, city cuartet. Only love can sustain. Lo pensó Lennon y lo dijo Spinetta. Como Garolfa, la red social de Capusotto: acá estamos, todos conectados, pero más solos que nunca.

De madrugada

El tachero me dijo: Hoy se hartan de robar, decí que no están los militares sino no queda ni uno.
Tuve una arcada y fumé el pucho más agrio de todos.
Damián Córdoba y Ronie Vargas (o como se escriba) dibujaban mi amanecer.
Llegué a mi cueva, prendí otro pucho y el Winamp. Hay horas en que la felicidad se escribe con triple w.
Youtube, tus besos, tu piel y mis puchos hacen de la mañana una hora mág

ica. Cuando todos ustedes se levantan, yo me acuesto. Vivo al revés. No me odien, cuando ustedes salen de joda, yo laburo.
El rock, la amistad y las ganas de ponerla viven abajo de cada baldosa. Mientras haya una viola para tocar, una birra verde o negra y labios carnosos para morder (los tuyos, por ejemplo), siempre habrá vasos para romper.
El amor es un olor.
La vida es una sucesión de asados

Gustos

Me gustan los amores en sepia, en blanco y negro, esos amores otoñales que pueden dibujarse con colores de combie hippie, con las letras de Yes o de Jimi Hendrix. me gustan esos amores con gusto a mates y a pasto seco pegado en la ropa.

Algunas alquimias

¿Qué sucede cuando la noche y la ruta se conjugan? ¿Qué sucede cuando el fuego nace en brasas impalpables y lejanas, en chispas bailarinas? ¿Qué sucede en las plantas cuando la fuerza de la lluvia se abalanza sobre ellas, o cuando la tierra es bañada por las gotas de la luna? ¿Qué les pasa a un par de labios cuando se encuentran, cuando las sonrisas son parte de la ruta, de la noche, del fuego, de la lluvia, de la luna y de los besos? Pregúntenle al silencio.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Dicen que sobre la tierra baila un ángel negro...


Dicen que sobre la tierra baila un ángel negro
con la cara negra y las manos negras.
Dicen que en la lluvia caen gotas llenas de final
que llevan el final
hacia la tierra.
Las manos y las caras llenas de arrugas,

de verrugas.
Así es el ángel negro que baila
sobre los misterios de la tierra.
Esa tierra que ya no vive,
que no da frutos,
que no bebe;
sólo da más tierra y muerte.
El ángel negro del final
se llevó el barro y las semillas
de la vida, de la historia y la memoria.
Somos hijos del agua y de la tierra,
de una tierra viva, no de un suelo
duro y frío
como el ángel negro de la muerte.

viernes, 19 de octubre de 2012

Rapsodia Bohemia, una novela de Santiago Pfleiderer






Martes 6 de Noviembre
19:30 hs.
Centro Cultural España Córdoba (Entre Ríos 40)


Tìtulo: Rapsodia Bohemia



Autor: Santiago Pfleiderer
Sello: Antiplan Ediciones Primarias

Contratapa

Esta novela comienza con una advertencia, pero esa advertencia es una invitación. Las hojas están arrugadas para que ustedes puedan recorrerlas con sus manos, con sus bocas, con sus narices, con sus ojos abiertos o cerrados y así, reconocerse. Esta novela es tal cual como su título lo delata, una rapsodia, una obra compuesta por diferentes partes temáticas sin una relación aparente entre ellas. Pero, a decir verdad, tampoco es una novela. Es un libro de viajes:viajes físicos, mentales, afectivos y espirituales. Sus hojas son un laberinto de cemento, de postes y de cables. Es un caleidoscopio nocturno. Hola, ciudad de los baches.

 


Santiago Pfleiderer




Nació el 21 de agosto de 1984 en la ciudad de Córdoba. Con marcadas inclinaciones artísticas hacia la literatura y la música, comenzó a cursar la carrera de Letras Modernas en la UNC; también participa como guitarrista en grupos de Rock de Córdoba. Esa mezcla de lector y melómano, de escritor y músico lo impulsó a comprometerse más de lleno y participar en actividades periodísticas y en otros espacios. Desde el año 2007 trabaja en programas de radio y en diferentes medios gráficos, además de ser agente de prensa de bandas locales.

Influenciado por las lecturas de escritores como Roberto Arlt, Cortázar, Sábato, los poetas malditos y por los escritores de la Beat Generation, Santiago Pfleiderer comenzó a desarrollar una escritura de temática urbana y nocturna vinculada a percepciones y experiencias distorsionadas. En sus textos hay una fuerte marca local y Rock como una forma de ver el mundo. Su primer libro es Rapsodia Bohemia.

Fotografía: Rodrigo del Canto


Diseño: La Nuez 

miércoles, 10 de octubre de 2012

Parafraseando al gran poeta Vicente Luy...

Parafraseando al gran poeta Vicente Luy -el suicidado por la sociedad, cansado de tener la cara llena de puertas cerradas- puedo decir, sin dudas, que mi juventud es extraordinaria. Descubrí, amé y penetré lo que amé. Soy un ser espiritual alimentado a literatura y rock.
Estoy bañado en noches tatuadas, con bares y botellas de cerveza negra marcadas en la espalda. Con mochilas incansables de histo
rias, risas, amistades y amores inconclusos. Las suelas gastadas de tanto patinar. La mandíbula dura de tanto reír y de tanto llorar. Sesgado de adorar la mística del cuerpo amado, el único templo. Cayos en los dedos de apretar las cuerdas de guitarras desafinadas. Rulos enredados y ojos chinos por entregar el alma en la oscuridad impalpable de noches como aljibes. Residente de muchos barrios por elección. Amante de los paredones y de las casas abandonadas. Coleccionista de ácaros y estornudos, de libros, revistas y libros, de abrazos y de adioses. En mi currículum soy un ex. Contrabandista de mates y de criollitos, besador de tasas de café y devorador de pastas, pizzas y empanadas con vino tinto.
Amar la piel y lo que no se puede tocar.
Correr detrás del hilo ínfimo de un sueño que se escapa como un globo de helio. Desatar cordones y corpiños en la madrugada. El gesto vital de un jugo de naranjas recién exprimido o de un arroz blanco con salchichas.
Ser.
Ante todo, ser.

martes, 9 de octubre de 2012

¿Con qué elegancia...

¿Con qué elegancia busco tus besos después de tanta lluvia? La compostura no se condice con tu piel mate, con tu perfume a mañanas soleadas después de una tempestad, con el trigo enmarañado de tu pelo. No me pidas que sea indulgente si me hacés la vida imposible con tu sonrisa luminosa de salar, con tus labios llenos de flamencos rosados y con tu cuello nevado. Haceme el puto favor de guardarme entre tus piernas antes de que me pierda en los oscuros pasillos de tu indiferencia.