lunes, 8 de abril de 2013

Mientras el agua calentita va cavando la yerba...

Mientras el agua calentita va cavando la yerba, el perfume del mate me trae el gusto de tus besos perdidos en alguna siesta. Quizá el cielo esté tan oscuro que no te pueda encontrar en la luz de la luna, inmensa y brillante como tu sonrisa, esa que se esfuma en noches de rompercabezas, noches como esta, con tu sonrisa empañada pero sin luna. Y el mate y el caramelo líquido de tus besos me llevan a través de historias sin contar, de mitos y de viajes inexplorados, al sueño de una tierra blanda y roja como la luna como nace, el recuerdo de la sombra, de la lluvia, al calor de tu piel encendida como un brasero nocturno. Las luchas y la fuerza puesta a flor de piel en querer levantar la cabeza para no ahogarnos en la negación, en la opresión de la pureza que habita en nuestras pieles y en nuestra tierra, en la sangre de los árboles convertida en libros, en la historia de las manos convertida en aguayos. El mate me lleva a vos por los siglos de los siglos, por todas las noches, hasta encontrar la luz incandescente de la luna, o de tu sonrisa.

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