lunes, 13 de febrero de 2012

Córdoba es una ciudad tan puta...


Córdoba es una ciudad tan puta. Tan puta pero tan hermosa. Laburar los fines de semana significa comer asado los lunes. Pero el "after office" de un mozo puede ser bastante entretenido. Siempre hay reductos para los vagabundos de la noche. Dios nos cría y el viento nos amontona. Esa noche llegué y escuché música en vivo. Vi todas caripelas conocidas. El Fernet estaba más rico que nunca y el rock sacudía piernas y cabezas. La guitarra llegó a mis manos y toqué temas de The Doors y Los Redondos. “Road house blues”, "Yo caníbal" y "Nadie es perfecto". La conexión con el batero, la piba del bajo, el cantante y el tecladista fue simbiótica. Jorgito Cabanillas alentaba desde la barra y mis amigotes miraban desde la puerta de al lado. El fernet estaba más rico que nunca.
La noche siguiente el reducto nos esperó con palabras floreadas y chorreadas de mierda. Las "perras negras" brotaban de un Marshall de 15 W y el vinito endulzaba los labios. Chicas bonitas y olor a porro. Siempre hacen ganas de ponerla. Prendo otro pucho y me siento en el teclado enchufado a tocar "Quién se ha tomado el vino" en versión cuarteto (sabemos que el tema original es un Blues de Jorge Cueto) y las cenizas me ensucian el pantalón.
Libros Son, el MuCC, los bares de Güemes, los amigos, el vinito y las ganas de ponerla salen por un Marshall de 15 W. Los otros charlan en voz alta en el balcón. Sé que después del recitado va a seguir sonando Marcus Miller. El jazz y la literatura hacen el amor en el baño de los bares y en los reductos culturales para trasnochados.
El vinito está más rico que nunca. Y ella también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario