Tarde nublada y hermosa. El viento fresco se
asoma como una caricia en el pelo, el verano ya denigró lo suficiente como para
seguir haciendo horas extras. La ciudad de los baches ofrece pequeñas
tentaciones, minúsculas ratoneadas para escapar de los mecánicos días de
hastío. El frío actúa en positivo, genera reacciones protónicas, hay
electricidad, sinergia, radiactividad. Las tardes y las noches comienzan a tomar
vida. Las bandas presentan discos, los escritores arman ferias y publican
libros nuevos, los bares invitan a refugiarse.
Aguante
Libros Son, las editoriales independientes, los músicos que se pelan el lomo
para vivir de su arte, el MuCC (Músicos Convocados de Córdoba), aguanten los
fotógrafos y las fotógrafas hermosas de esta ciudad, aguanten las bailarinas y
su búsqueda por el equilibrio elemental, aguante Flay Belzagui, los Músicos en la Calle, aguante Pol
Castillo, Menta Sáez y Sus Mentoles, aguante Omar Hefling, el Paseo de las
Artes, las radios de rock, aguanten los libros de Tino Quer, de Iván Ferreyra,
y los poemas de Vicente Luy.
El Under es
como un baño de hipermercado: montones de números haciendo cola al final de la
noche para ir a mear. ¡Que vivan las noches en que un travesti se pinta los
labios y donde un escritor le confiesa cosas a la mesa de un bar que cierra!
Sonará feo
para los pulcros oídos de algunos, pero la realidad tiene gusto a tinta y a
vino en caja. Salud.
Sino váyanse
al bar que está enfrente del colegio Monserrat y hablen quince minutos con el
Cabezón Sotelo, él tiene una boina roja y su compañía es una botella de Brahma.
Uno va en la
constante búsqueda de aquello que perdió, un camino hacia la redención.
Me re contra
cago en las especulaciones y en el Tiempo. Y le agradezco infinitamente al
Sentimiento que, más allá de dolores y sufrimientos, me recuerdan siempre quién
soy y cuánto puedo dar.
La vida es
una sucesión de asados, dicen.
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