Los personajes de estas historias son ustedes con sus nombres y sus calles. Respirarán el olor de la noche, alientos viciados y cigarrillos pisoteados. Estas historias hablan de una ciudad destrozada y de amores que no nos pertenecen. Acá hay rock y ausencia de dios. Los límites entre la realidad y el delirio se viven con sudor. Estas historias son fruto del derrape, de la soledad, del insomnio.
martes, 6 de marzo de 2012
En la previa escucho un tema de Los 7 Delfines...
En la previa escucho un tema
de Los 7 Delfines
que dice:
"Abriré mi mente/
a tu ritmo visceral/
y me entregaré/
al subsonido".
El calor del estadio
me hace transpirar
las manos y
las pelotas
debajo de jean
ajustado.
De la producción dicen que
ya hay que subir.
El 'check in' de luces
y sonido
ya está hecho
y miles de personas
se apelmazan
en las vallas.
El whisky,
la merca,
el faso,
los puchos,
el desodorante,
las gafas
y la pinchila del mono.
Nos damos un par
de disparos
y subimos corriendo
a las tablas.
La gente enloquece,
piso mi overdrive
y tiro las primeras notas
entre las luces quemadoras.
Los retornos suenan perfectos
y la banda está más
aceitada
que nunca.
El polvo del atardecer
se mezcla con
el pogo de la gente
y las luces del escenario
que alumbran todo el estadio,
y mi guitarra brilla
en las pantallas gigantes.
El agite es demoledor
entre los solos y los coros,
los saltos y los gestos
de complicidad con
mis compañeros de grupo.
El show termina entre vices
y éxtasis.
La toallita blanca
seca mis manos transpiradas
y mi cara mojada.
El champagne y los sandwichs
agridulces
calman mi ansiedad.
Pero llega la merca
y un grupito de pendejas
medio grupies.
La de pelo cortito me la
pone dura
y nos vamos
al camarín.
Esos labios secos
y sedientos
de pija
me hacen transpirar
a full
y me morfa entero,
pendeja hambrienta
de rockeros.
Entre los plomos
y los productores
la pendeja y yo
somos uno,
rapsodia con una coda eterna.
Las salivas y los flujos
corren por nosotros
como la electricidad
del amplificador Marshall
a mi Strato roja.
Ya en la combi
ella duerme en mi pecho
mientras el viento nos llena
de cenizas de los puchos
con la ventana abierta.
El estadio vacío quedó atrás
y los plomos laburan.
La banda, la pendeja y yo
nos vamos al hotel.
Conferencia de Prensa,
autógrafos. Que la chupen.
Yo me encierro
con mi botella de Jameson,
con mi guitarra acústica
a beber
y a jalar
junto a esa minita hermosa
de pelo cortito,
de labios secos y sedientos
de pija.
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