lunes, 13 de febrero de 2012

Desmonte. Sequía. Inundación...


Desmonte. Sequía. Inundación. Monocultivo. Campos muertos. Fauna muerta. Vegetación muerta. Trabajo esclavo. Gente muerta. Fumigación. Contaminación. Desinformación.
La estamos violando salvajemente. Ella nos da calor, sombra, humedad, alimento y sustento para vivir y pensar en cambiar las cosas. Estamos violando brutalmente a nuestra mamá, a esta esfera azul y luminosa que es la Tierra.
La Tierra es nuestra razón de ser. Y la tierra es un derecho, un derecho ultrajado cuando millones de personas vagan sin saber cuál es su pedazo, sin siquiera poder soñar en tener su pedazo.

Cuando los montes nativos son arrasados por topadoras, devorados por el fuego que mata toda la vida vegetal y animal para llenar los bolsillos con el oro de la soja.
Cuando miles de trabajadores campesinos mueren de hambre y enfermedades mientras los dueños sólo cuentan los billetes.

Cuando miles de aborígenes de los cuatro puntos cardinales son desplazados de sus tierras para el desarrollo de los bolsillos extranjeros.
Cuando las altivas montañas son peladas y despojadas de su plata, de su oro y de su cobre.
Cuando los ríos matan gente y destruyen pueblos con el cianuro de la minería.

Cuando los campos son consumidos por incendios intencionales provocando accidentes, muertes y asfixia como si fuera un delirante efecto mariposa.
Cuando los peces flotan muertos en las aguas venenosas de los ríos y lagos, hoy llenas de químicos y aguas pesadas.
Cuando la Tierra comience a sacudirse de dolor, nos daremos cuenta de que al cielo sólo pueden llegar nuestros ojos.

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