lunes, 13 de febrero de 2012

Te digo "sos linda, guachina", mientras te acomodás el pelo y la bikini...


Te digo "sos linda, guachina"
mientras te acomodás el pelo
y la bikini
y salís del agua sonriendo.
El río susurra palabras perdidas
en el tiempo
y sólo las piedras saben
qué dice.
Los mates abandonados en la arena
miran de reojo tu silueta
mientras te abrazo por la cintura
y te doy besitos en el cuello a vos
toda mojadita.
El perfume de
nuestras pieles bronceadas
nos invita a tocarnos,
acariciarnos bajo las nubes
que ya escondieron un sol rojo
a punto de explotar.
Con un chirlito
te sacudo la arenita del culo
y comenzamos a subir
mientras el agua que cae del cielo
vuelve al río de donde nació.
Las iguanas y serpientes miran cómo
la lluvia refresca las piedras ardientes.
Vos y yo somos lluvia y río, luna y sol
conviviendo en un cielo escondido.
Atardece y los truenos y relámpagos
le dan vida al valle incendiado.
Caminamos bajo la sombra
con las manos entrelazadas
como las ramitas de los talas y los molles,
y el viento sacudiendo nuestras hojas
mojadas por la lluvia
y por la corriente del río eterno,
mientras somos sombras en la subida
de los liquidámbares junto a los pinos
que nos miran desde arriba
y los paraísos nos hacen alfombras
de buluquitas.
Las latas de cerveza hacen el mismo ruido
que nuestros besos destapados en la lluvia,
y mantos de neblina y nubes viejas
tapan las altas cumbres y el río acorralado.
Tardes y noches de pies con arena,
de gotas de iodo y de mica,
de besos de luna llena y tierra mojada.
Y desde el cielo caemos
al mismo río que nos vio nacer.

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