martes, 15 de mayo de 2012

Miro la cruz de plata...


Miro la cruz de plata
que cuelga entre sus tetas.
No cree en dios,
pero es un regalo de su abuela catolicona.
Y besa el pico verde
de esa Heineken helada.
Ella tiene delirios febriles e intelectualoides
y no sale con tipos
que tengan menos
de dos mil contactos en Facebook,
el handicap de la popularidad en Córdoba.
Para estar conmigo
me tenés que querer por lo que no soy,
no por lo que busca tu inseguridad.
Por lo menos sé que estás conmigo por eso.
A los tipos feos nos gusta que nos quieran,
no que nos digan "sexy".
Pasame el destapador,
La Heineken se acabó.

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