En mi cueva tengo alucinaciones. La voz del
Flaco Spinetta y mi vaso de vino me llevan por noches de ayahuasca,
sobrevolando el olor de mis libros, el polvillo, los parlantes, las
cajitas de los discos, los apuntes de la facultad, la ropa doblada, el
cuadro de Jim Morrison y los frascos de perfume. Y el frío de este otoño
me invita a mirar el cielo que parece un vidrio roto, un aljibe
profundo. La penumbra de mis paredes
naranjas y el cigarrillo encendido, los papeles escritos. Reviso mis
rincones y no me reconozco. Voy tirando y embolsando señas de una vida
pasada, de alguien que ya no soy, que alguna vez quizá fui. Voy tirando a
la basura restos de una infancia y de una adolescencia empañadas. La
brasa del sándalo prendido hace juego con la de mi cigarrillo en la
penumbra fría de mi cueva. El vino se filtra por mi lengua al igual que
el caramelo líquido de tus besos, esos que quiero volver a probar en un
vaso de vino. No tengo porros, pero me fumaría un par de secas para
meterme más en la fiebre de esta noche cerrada, poder relajar más mi
cuerpo y sentirte cerca, quizá, respirando al lado mío mientras suena
Spinetta y sacás algún libro de mi biblioteca para ponerte a leer, y tus
zapatillas desatadas en el suelo y vos conmigo acá sentados o acostados
en esta cama que también es mi sillón y el portal para dimensiones
inexploradas cuya llave es un beso de los tuyos, un beso de esos en los
que me mordés el labio de abajo y nuestras lenguas comienzan a rosarse
como dos perros que se cruzan por primera vez en la calle. Y por qué no
jugar y pensar que estamos en una ciudad desconocida, con las patas con
tierra de tanto caminar y los hombros cansados de nuestras mochilas
repletas de ilusiones. Conocer ríos, bosques, playas y montañas, dormir
con una luna diferente cada noche, abrigarnos con el calor de nuestras
pieles. Dejar que nuestros pies sean quienes nos digan qué tenemos que
hacer y cuándo. En la contratapa de un libro, un poeta desconocido
escribió: "Te dibujarìa todo el mapa de Amèrica Latina en la piel, y te
lo recorrerìa centìmetro a centìmetro haciendo revoluciones". La
nostalgia es la parte lluviosa de la belleza. Y estoy acá, con la voz
del Flaco, con mis libros y con un vaso de vino que no sé si voy a poder
terminar.
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