Alguien en la casa tiene el secreto para desvelarme, para hacerme perder el sueño entre libros apilados, discos rayados, pulóveres y frascos de desodorantes vacíos. Y no sos vos, tampoco yo, quien se filtra entre el humo de los cigarrillos y el gusto de tus besos en medio de los mates y de cuadraditos de chocolate. Alguien en la casa me lleva por peatonales desiertas, por una cañada de aguas oscuras, por plazas de faroles naranjas y paradas de colectivos fantasmas. Hay alguien en la casa que me trae el perfume de tu piel entre los abrazos desnudos o de lanas, bufandas y capuchas; esos abrazos cómplices de nuestras bocas que están ahí, al acecho por buscarse, explorarse y morderse entre jadeos y sonrisas en la oscuridad. Pero ese alguien no se atreve a llenarme la casa de olvido, de ventadas empañadas por polvillos y cenizas de las horas muertas de la desesperanza, sino que habita en el placer puro y primitivo de nuestros cuerpos frente a frente, del instante universal donde dos seres conviven uno en el otro cuando se convocan por la fricción mística de nuestros sexos y...
Alguien habita la casa.
Me gusta mucho tu estilo, loco. Gracias por regalarnos lo que escribis!
ResponderEliminarAbrazo
Gracias!! Por leer y por la buena onda! Abrazo!
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