viernes, 12 de abril de 2013

En la calle Montevideo suena todavía el chirrido del tranvía...



En la calle Montevideo suena todavía el chirrido del tranvía. Montevideo, la ciudad de los poetas, la capital de nuestra hermanita perdida, la ciudad a la que le canta Jaime Roos y donde nació Eduardo Galeano. Pero también es una calle en bajada -o en subida, depende- en los difusos límites entre barrio Güemes y Observatorio. Y de ahí vengo. Olor a meada de gato, paredes con revoque grueso, experimentos artísticos, viejos manyines y pendejas chupadas. Música en vivo, cervezas, fernet, puchos, tuquitas danzarinas como luciérnagas de verano. Mis amigos y yo estamos tan puestos que no sabemos ni como nos llamamos. Las ganas de ponerla laten al tiempo de Parliament & Funkadelic, Wild Cherry y George Clinton. La noche se fundió en el ruido de las motitos y en puchos pisoteados, en taxis y en las camionetas de la muni. Para el hambre no hay pan duro. La madrugada es un Velocirraptor insaciable. Las calles son ríos abandonados por las piedras y por el agua, paisajes desolados en el amanecer de un sol otoñal cargado de resaca. Ojalá puedas caminar conmigo por la Montevideo, esa Montevideo antigua de Cañadas inundadas, de tranvías en contramano, y navegar por el oráculo místico que la noche nos brinda para el placer de nuestras pieles y de lo más secreto de nuestros poros (música, risas, porrones, besos escondidos tras las tapias). Te invito. Ojalá quieras venir.

1 comentario:

  1. leyéndote me sentí caminando por la ciudad vieja de Montevideo. Y así mi ciudad se transforma en la tuya y tu calle en mi calle.
    Ojalá puedas caminar conmigo por allí y cruzarnos con Galeano en la Plaza Cagancha.
    Un beso Santi y buen finde!

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