miércoles, 15 de febrero de 2012

Güemes duerme una siesta húmeda y resacosa...


Güemes duerme una siesta húmeda y resacosa. Las calles con lagañas esquivan a los transeúntes perdidos. En la plaza seca del Paseo de las Artes los esqueletos de los puestos se oxidan vacíos en la lluvia y en la soledad de los viejos paredones rosados. Los choritos de Observatorio andan en moto y carterean a las minitas donadas en la siesta de plomo; la cana duerme un sueño de merca, mates y criollos. Estudiantes tapados en apuntes y en cursillos de ingreso. Artesanos huyendo de la tormenta. Borrachines buscando una botella marrón. Los mates y los Philip Morris se funden en la calle mojada y en sus veredas resbaladizas. El bar enciende sus luces y su cartelería es la única luz en esa cuadra liberada. Agarro el destapador, mi única defensa. Quiero destapar birras y descorchar vinos, y beber del pico el néctar borrabino de tus besos. Llovemos.

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