viernes, 17 de febrero de 2012

Me bajo del trole o del C4...



Me bajo del trole
o del C4
ahí por la Colón pasando General Paz.
El olor a mierda se mezcla con el de los praliné
o como pinchila se escriba.
Y me mando por la Rivera Indarte,
por Rivadavia,
la 9 de Julio,
por Dean Funes. 
Calles hechas percha;
el humo de los bondis azules
esos que van a San Vicente 
y a Altamira.
¿Dónde estaba la Radio Centro Punto Bar?
El cine porno queda al frente del templo judío
y las viejas en las paradas de los colectivos
huelen a naftalina.
El aceite de los autos huele a bananas,
a naranjas pisoteadas,
ensalada de frutas podridas en la entrada
de la Cripta Jesuítica.
La Martita grita.
El gordo aquel le quiere hacer el cuento de tío a un pobre gil.
Hay un payaso deforme queriendo imitar a Piñón Fijo.
Pendejitos que corren con sus mochilas con rueditas.
Las minitas que salen del laburo
están re buenas,
esos pantaloncitos les levantan el orto,
mi amor.
La cara de bosta de los colectiveros.
Cybers, librerías, venta de celulares.
El mismo gordo me quiere encajar 
un reloj choreado.
Nadie le da paso al ciego que viene 
escribiendo en Código Morse
con su bastón en el piso.
La cana detiene a dos morochitos
por portación de cara,
los cagan a patadas.
Hijos de re mil putas,
métanse el Código de Faltas 
por el ojete. Sicarios del poder.
El inspector municipal coimero
ronda por los bares
exprimiendo bolsillos.
Córdoba, ciudad de culiados.


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